REPARAR A LOS VIVOS

 
Le Havre. Simon Limbres regresa con sus amigos de una adrenalínica sesión de surf. La camioneta en la que viaja choca contra un árbol. Poco después de ser ingresado en el hospital, el joven muere, pero su corazón sigue latiendo. Thomas Remige, un especialista en trasplantes, debe convencer a unos padres en estado de shock de que ese corazón podría seguir viviendo en otro cuerpo. Y salvar, tal vez, una vida. Éste es el contundente arranque de la novela, que mantiene al lector en vilo hasta las últimas líneas. En El intruso, un espléndido ensayo autobiográfico, Jean-Luc Nancy narraba en primera persona la experiencia de vivir con un corazón ajeno. Kerangal aborda aquí el tema en una no menos espléndida ficción literaria. «Conocí a un enfermero coordinador de trasplantes», declara la escritora francesa, «encargado de recoger el consentimiento de las familias, en pleno duelo. Quedé conmocionada. Hay una forma de heroísmo discreto en los donantes de órganos que me parece mucho más interesante que algunas figuras espectaculares de las que se nos habla sin cesar.» En Reparar a los vivos, Maylis de Kerangal sutura con enorme maestría las palabras y las frases del cuerpo ficcional, en un relato de precisión quirúrgica sobre un trasplante cardíaco, cuya prosa sin duda acelerará nuestras pulsaciones

SOBRE LA AUTORA

Maylis de Kerangal ha trabajado durante mucho tiempo como editora para las Editions du Baron perché y Gallimard. Ahora se ha convertido en una escritora reconocida, autora de las novelas Je marche sous un ciel de traîne (2000), La Vie voyageuse (2003), Corniche Kennedy (2008) y Tangente vers l’est (2012), y del libro de relatos Ni fleurs ni couronnes (2006), entre otras. Con la editorial Anagrama ha publicado también la novela Nacimiento de un puente (2010), traducida a ocho idiomas y galardonada con los premios Médicis, Franz Hessel y Gregor von Rezzori


LA CRÍTICA
Maylis de Kerangal da literatura a los trasplantes
La escritora francesa Maylis de Kerangal describe en tono poético la historia de un trasplante de corazón, de un joven que sufre un accidente a una traductora de 50 años, en su última obra, Reparar a los vivos. La novela, publicada por Anagrama , narra las 24 horas que pasan entre la muerte cerebral de Simon Limbres tras haber sufrido un accidente de tráfico cuando volvía con unos amigos de disfrutar de una jornada de surf. La autora ha explicado que decidió "describir de manera cruda y frontal las dos operaciones del libro, la extracción y el trasplante del corazón", si bien la poesía podía ser evocada en un quirófano, "en el que conviven la tecnología humana más puntera con el gesto casi paleolítico de coser". Kerangal decidió asimismo "utilizar como motivos poéticos las palabras técnicas de la medicina, que representan la parte más vulgar de la lengua".
 Significado del apellido Limbres

...la escritora juega además con el apellido del fallecido, Limbres, que "en francés combina la sonoridad de las palabras 'sombra' y 'limbo', el espacio en el que en la Edad Media se situaba las almas de los jóvenes muertos que no habían sido bautizados...

Maylis Kerengal pone a prueba la generosidad de los transplantes...

"El libro no es la reproducción de lo real, no es hacer la mimesis de la realidad, por ello lo que he hecho sobre todo es hablar de la literatura como experiencia de la realidad, o sea de la vida", ha expresado la autora, convencida de que la posibilidad de salvar a esa traductora parisina aporta mucha poesía e interrogantes en torno a la cuestión

SU SIGNIFICADO

La ruptura con lo conocido me lanzó a la escritura

El trasplante del corazón humano como epopeya del ser humano me interesaba desde hacía años. El corazón que es un músculo, con todo lo material que esto conlleva y, a la vez, otra cosa. Me vino la idea de partir de la epopeya griega para crear un enlace con nuestra época. El corazón es también el lugar del amor en nuestra cultura cristiana. El corazón del hombre es el lugar del afecto, del heroísmo, del coraje, es toda la historia de los cantares de gesta, lo que se llama el amor cortés y en catalán el amor de finamor. Había escuchado alguno de estos textos mientras escribía. Textos que hablaban de conquistar el corazón de una mujer. Entendí entonces que el corazón tenía esta doble dimensión. Interrogar las emociones, los afectos, e interrogar el cuerpo como una estructura físico-química de órganos.

PARA EMPEZAR A LEER

La imagen de Sean de fondo de pantalla –sus ojos rasgados bajo los párpados indios- se ilumina en el teléfono. Marianne, me has llamado. Al punto Marianne prorrumpe en sollozos –química del dolor-, incapaz de articular palabra mientras él repite: ¿Marianne? ¿Marianne? Probablemente debe de creer que el ruido del mar al estrecharse en la dársena le impide oír, confunde la fritura en las ondas, y la baba, los mocos, las lágrimas mientras ella se muerde la mano, paralizada por el horror que le inspiraba bruscamente aquella voz tan amada, tan familiar como sólo una voz sabe serlo pero de pronto ajena, espantosamente ajena, porque surge de un espacio-tiempo en el que el accidente de Simon no se había producido; un mundo intacto situado a años luz de ese café vacío; y esa voz ahora desentonaba, desorquestaba el mundo, le desgarraba el cerebro: era la voz de la vida de antes, Marianne oye la voz de ese hombre que la llama, y llora, recorrida por la emoción que se siente a veces ante lo que, en el tiempo, ha sobrevivido indemne, y desencadena el dolor de las imposibles vueltas atrás –algún día tendrá que saber en qué sentido discurre el tiempo, si es lineal o describe las vueltas de un hula-hop, si forma círculos, se enrosca como la nervadura de una concha, si puede adoptar la forma de ese tubo que repliega la ola, aspira el mar y el universo entero en su reverso oscuro, sí, tendría que comprender de qué está hecho el tiempo que pasa-. Marianne aprieta el teléfono en la mano: miedo a hablar, miedo a destruir la voz de Sean, miedo a que él no pueda volver a oír tal como es, a que no vuelva a experimentar ese tiempo desaparecido en el que Simon no se hallaba en una situación irreversible, pero es consciente de que debe poner fin al anacronismo de esa voz para reimplantarla allí, en el presente del drama, sabe que debe hacerlo, y cuando acierta por fin a expresarse, no se muestra ni concreta ni precisa, sino incoherente, a tal extremo que perdiendo la calma, alcanzado también por el terror –algo había ocurrido, algo grave-, Sean comienza a interrogarla hastiado, ¿es por Simon?, ¿qué le pasa a Simon?, ¿qué pasa con el surf?, ¿un accidente dónde?
 ENTREVISTAS







ENTREVISTA A RAFAEL MATESANZ.
 Director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)




Mª Vega de la Peña
Fotografía Pablo de la Peña

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