PIEZAS EN FUGA

El contacto entre el horror y la belleza es un bellísimo libro sobre las raíces más minerales de los hombres. Un muchacho polaco, Jakob Beer, aparece hundido en el barro en una ciudad polaca, durante la Segunda Guerra Mundial. Lo salva un científico humanista, Athos Roussos, que lo preserva en una isla griega, entre cartog rafía y botánica y piezas de arte. Jakob y Athos, con el transcurso del tiempo, acaban instalándose en Canadá. Pero llevan consigo toda la vida que no han vivido, todo el recuerdo de la barbarie nazi, el mar, el sol, las islas, la lengua griega. Y, en la memoria de Jakob, el recuerdo de Bella. Luego será el encuentro entre Ben, un joven profesor obsesionado por la memoria ajena de la guerra, y el ya viejo Jakob, ahora poeta y traductor: el contacto entre ambos alterará la cuidadosa paz del más joven. Es un choque de herencias terribles. «Este libro extraordinario es un mundo. Quizá sea el mundo», ha dicho John Berger de Piezas de fuga. «Es el libro más importante y más bello que he leído en los últimos cuarenta años».

SOBRE LA AUTORA


Escritora y poeta canadiense, Anne Michaels recibió el premio de la Commonwealth por su primer poemario, El peso de las naranjas, aunque no lograría el reconocimiento internacional hasta la publicación de su novela Piezas en fuga (1996) con el que ganó el Premio Orange y elTrillium, y que fue llevada al cine en 2007.

Michaels continúa su carrera como poeta y novelista, así como la de compositora musical para teatro, campo en el que también ha destacado




LA CRÍTICA

Un poeta sabe que ninguna palabra debe ser desperdiciada y esa es mi escuela
A veces los muertos descansan y otras veces no. Esa es la metáfora de la novela"

Pablo de la Peña
Exposición Corrales Muerto.
Diputación de Salamanca
Se refiere a sus novelas como pequeñas maletas en las que aspira a meter un mundo. "Si no doblas bien las cosas, no cierran", explica Anne Michaels (Toronto, 1958). En su segunda novela, La cripta de invierno(Alfaguara), la escritora ha empacado con esmero la construcción de la presa de Asuán en Egipto, la Varsovia de la Segunda Guerra Mundial, la construcción del paseo marítimo de Saint Lawrence en Ontario y el Toronto de finales de la década de los sesenta. La historia de un joven matrimonio y de un arista polaco exiliado en Canadá envuelve estos tres lugares, estos tres momentos históricos, con los que Michaels quería arrastrar a sus lectores a un viaje alrededor del destierro, el recuerdo y la memoria. "¿Qué significa la desposesión? He tratado esta pregunta desde la confluencia de los planos histórico y personal", dice sentada en una trattoria en Toronto. "Los acontecimientos pueden ser monumentales pero los experimentamos de forma gradual. Cuando vivimos las cosas en presente, son algo distinto, gran parte de la historia ocurre en la esfera de lo cotidiano".

Por Jose Mª Merino
John Berger ha dicho de esta novela –que, tras su inicial edición en Canadá, aparece publicada al mismo tiempo en quince países– que es un mundo, que «quizá sea el mundo». También ha dicho que es el libro más importante y bello que ha leído en los últimos cuarenta años. Todo ello da idea de lo mucho que ha debido conmoverle Piezas en fuga al prestigioso autor de Puerca tierra. Y en lo que toca a la idea de que el libro es un mundo, no cabe duda de que ésa ha sido la intención de la autora: concentrar en un espacio novelesco relativamente breve una gran abundancia de elementos diversos y significativos, tanto en lo individual como en lo social e histórico
Revista Libros


LA MEMORIA IMPEDIDA EN LA FICCIÓN DE ANNE MICHAELS


AFORISMOS

Encuentra el modo de hacer necesaria la belleza; encuentra el modo de hacer bella la necesidad

Mientras vivía con Athos en Zakynthos, aprendiendo griego e inglés, aprendiendo geología, geografía y poesía, los judíos rellenaban las esquinas y las grietas de Europa, cualquier sitio disponible.


El dolor requiere tiempo.Algunas piedras pesan tanto que sólo el silencio te ayuda a llevarlas a cuestas.

A veces necesitamos las dos manos para salir de un sitio. A veces hay sitios empinados, en los que uno ha de caminar a la cabeza del otro. Si no te encuentro, buscaré más dentro de mí misma. Si no soy capaz de seguirte el ritmo, si estás adelantado, mira hacia atrás. Mira hacia atrás "Entiendo que debo dar lo que más necesito
Pablo de la Peña
Exposición Corrales Muerto.
Diputación de Salamanca

Pablo de la Peña
Exposición Corrales Muerto.
Diputación de Salamanca

MÁS POESÍA ANNE MICHAELS,  El peso de las naranjas
La lluvia crea su propia no
La lluvia crea su propia noche, largas mañanas de lámparas aún encendidas.
La ligera hierba de la playa se pega al suelo junto a tus zapatos,
el polen del verano pasado se alza desde húmedas pantallas metálicas.

Esto es orden, esta confusión que cubre los claros entre nosotros,
ropa colgando de las sillas, el abrazo embarrado de tus zapatos.

La lluvia intensa huele como si surgiera de la tierra.
La luz humana de nuestras ventanas, la quietud naranja
de habitaciones vistas desde el exterior. El sitio al que caemos a solas,
cayendo en el sueño. Rodeados por la verde certeza del bosque,
por la gasa de hierro de cielo y mar,

mientras la noche, la lluvia, se empuja a sí misma a través de los árboles. 


Caballos salvajes

Minaretes de lampazo 

retumban en el cobre de la ciénaga, las pieles
congeladas de las uvas la colman de dulzura.
Los árboles del invierno son mechas negras chamuscadas.

Enjaezadas, las heridas se abren
a cada paso. El tiempo avanza en una sola dirección,
secciona. Invisible, traza una línea de sombra
en los desfiladeros, labra surcos sobre el cuero de los campos,
esculpe un meandro de pájaros
en la piel fría de noviembre.

Luego, palidecen estáticas las primeras estrellas,
se encienden las sagradas transmisiones, se estira
el cabello de la intimidad
infinita. El óxido del sol manchando un cielo de travertino,
un color de repente como el ocre
de los caballos de Dordoña a la luz de los faroles, desbocados.
Pastos traslúcidos rebosan como cerveza negra.
El crepúsculo es una cueva con el olor acre
del cuero húmedo, las antorchas de resina.

Bajo el empuje de la luna, la correa del río
socava la piel del campo.










Mª Vega de la Peña.
Fotografía: Pablo de la Peña

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