VITA

SIPNOSIS


Nueva York, 1903: en la ciudad de las oportunidades, en la que desembarcan doce mil extranjeros cada día, en la que los italianos son detestados como extraños supersticiosos y criminales, recalan, desde un minúsculo pueblo, Diamante y Vita, dos chiquillos de doce y nueve años. Él es taciturno, orgulloso y temerario. En una caótica pensión de Prince Street, en el gueto italiano del downtown, los esperan Agnello, el padre de ella; Lena, su nueva compañera; Rocco, Geremia, Coca-Cola y, sobre todo, América. Entre hambre, vejaciones, prepotencias de la Mano Negra y de un padre posesivo, unidos por una pasión tan precoz como prematura, los dos chiquillos descubren juntos la muerte y el alfabeto, las tentaciones, el sexo, el amor, la traición y la fidelidad... Y tras muchas y vívidas peripecias, cuarenta años después, en 1944, el hijo americano de Vita está en Italia, combatiendo con el ejército de los Estados Unidos en el Frente Sur –precisamente en el Garigliano– y busca al hombre que tenía que haber sido, y que no fue, su padre. Picaresca y fantástica como una novela, Vita, sin embargo, no es sólo una novela. Los dos chiquillos existieron realmente, como existieron la pensión y los muchos personajes que animan esta historia. Para escribirla, la autora ha entretejido los hilos de las memorias familiares y, partiendo de los relatos de su padre y de un tío ciego, ha hallado documentos y rastros en los periódicos de la época, en correspondencias privadas, en los archivos de la policía de Brooklyn, en las listas de los pasajeros de los navíos, en los expedientes de las Railways Companies americanas.
SOBRE LA AUTORA

Melania Mazzucco (Roma, 1966) está considerada una de las mejores escritoras de su país. En Anagrama ha publicado Vita (Premio Strega): «Una historia de inusual ambición y de conseguido y muy convincente aliento épico» (Mercedes Monmany, ABC); «Una novela fascinante basada en una historia real, sobre la emigración italiana en América, durante los primeros años del siglo XX» (Jacinta Cremades, El Mundo); «Los que aplaudieron Gangs of New York o El padrino disfrutarán en estas páginas de asuntos muy afines» (M.a Ángeles Cabré, La Vanguardia). Después, Ella, tan amada (Premio Napoli y Premio Vittorini): «Melania Mazzucco demuestra una vez más que es dueña y señora del lenguaje y la novelista italiana más interesante de nuestro tiempo. Una novela extraordinaria» (Nuria Martínez Deaño, La Razón); «La minuciosidad de la biografía y la tensión creativa de una buena novela» (Sònia Hernández, La Vanguardia); «La magnífica, flexible y zigzagueante prosa de Mazzucco acredita en el lector la seguridad de estar delante de uno de los talentos más prodigiosos de la novelística actual» (Francisco Solano, El País). Y también Un día perfecto: «Altamente recomendable» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «La novela es tan negra como verosímil, y entra a saco, desnudándolos, en casi todos los mitos y tabúes de Berluscolandia» (Miguel Mora, El País) y La larga espera del ángel: «Una novela centrada en la memoria personal y artística de Tintoretto. Una excepcional combinación de fuerza y levedad, de ironía y emoción»
Obras:Limbo. Vita .Ella, tan amada.,Un día perfecto .La larga espera del ángel Eres como eres 
(Santos Domínguez, Encuentros de Lecturas).

LA CRÍTICA

Francisco Solano

Vita es un fresco histórico que ayuda a comprender el presente, además de una epopeya íntima y triste. Nueva York a comienzos del siglo XX, inmigrantes, amor.

Poco antes del final de esta espléndida novela -que no tiene fin, sino que recomienza cuando debía terminar, como si rememorar una épica familiar fuera una tarea que no pueden cerrar las palabras-, la autora escribe: "La historia de una familia sin historia es su leyenda. La leyenda que de generación en generación se enriquece con detalles, nombres, episodios". Melania Mazzucco (Roma, 1966) ha ensayado un relato que se ha prodigado en autobiografías y memorias, y que en general se malogra por exceso de ensimismamiento genealógico: la crónica familiar. Pero Mazzucco va más allá. Con la información disponible, rastreando datos en archivos y en periódicos de la época, sirviéndose de los brumosos recuerdos de los parientes aún vivos, cuenta los estragos, la pasión y la desdicha de sus ancestros familiares, emigrantes italianos en la Nueva York de principios del siglo XX, y las consecuencias de esta peripecia en los descendientes. Al narrar la tenaz obstinación de sus hazañas y miserias restaura la propia memoria y la propia identidad.
De ahí que, además de una novela sobre la emigración, antes de nada Vita es un testimonio de agradecimiento, ofrenda a las vidas desconocidas, anónimas, que sin pertenecer por lazos de sangre a la familia, forman parte de ella, la cohesionan y a la vez la amplían, fragmentándola hasta implicar a las generaciones hoy avergonzadas de tener un pasado de pobreza. Pero nada hay, sin embargo, en esta novela que favorezca los peligros de la emoción barata, tan contagiosa en las historias de familia. La autora ha creado una sabia trama que prescinde de la cronología, y se orienta a enfocar, con una delicada introspección, la confusión y los fracasos de sus personajes.
Los protagonistas de esta leyenda familiar, Diamante y Vita, de doce y nueve años, llegan a Nueva York con el sueño de dejar atrás el hambre y la miseria. Ingresan en un mundo sorprendente, aunque en realidad igual de miserable que el que han abandonado, pero lleno de promesas. En una sórdida pensión del gueto italiano, los dos chicos establecen un vínculo que se ajusta como un guante a una historia de amor imposible. Mazzucco, siempre hábil, los emplaza en escenarios opuestos y complementarios, les dota de distinta índole dramática y, contrastando el universo femenino y masculino, explora los diversos ambientes.
La novela funde en un mismo haz el desencuentro vital de los chicos. Diamante, abuelo de la autora, regresará a Italia con el sueño de América destruido; Vita se quedará y hará fortuna. Y años después, un hijo de Vita, capitán del Ejército norteamericano, buscará en Roma, en la inmediata posguerra, al hombre que pudo ser su abuelo. Mazzucco articula su novela insertando en la saga de los emigrantes su investigación de la realidad con la invención de la leyenda. Ambas, realidad y leyenda, poseen en la narración una misma aura de veracidad, y adquieren un sereno patetismo al incluir la vocación del padre por "las causas perdidas, las empresas fallidas, los sueños no realizados". Fue esa aceptación del padre "de un moderado fracaso", en cuya actitud se adivina la "huella invisible" del abuelo, lo que motivó en Mazzucco la necesidad de escribir sobre las secuelas de la emigración en la actualidad, ahora que Italia no exporta fuerza de trabajo, sino que la recibe. Vita es además de una epopeya íntima y triste, que expresa la fatalidad y la exigencia de una vida digna: "Pertenecemos menos al lugar de donde venimos que a aquel al que queremos ir".
elpais.com


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