EL verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

  SIPNOSIS

Aleksy aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir esa época como posible remedio al bloqueo artístico que está sufriendo como pintor, Aleksy no tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el rencor, la tristeza, la rabia. ¿Cómo superar la desaparición de su hermana? ¿Cómo perdonar a la madre que lo rechazó? ¿Cómo enfrentarse a la enfermedad que la está consumiendo? Este es el relato de un verano de reconciliación, de tres meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, espoleados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos.

Impedimenta

SOBRE LA AUTORA

Hija única de un periodista y de la correctora de un periódico, ya en la universidad empezó a colaborar con diversos medios en calidad de traductora, correctora y reportera, mientras realizaba sus estudios de Periodismo y Comunicación. Se dio a conocer en 1995, cuando comenzó a publicar la columna «Historias verdaderas» en el periódico Flux, uno de los diarios más importantes en lengua rumana. En 2007 abandonó el periodismo para dedicarse por entero a la escritura, y al año siguiente se mudó a París. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (2016; Impedimenta 2019), su primera novela, impactó tanto a la crítica como a los lectores de Rumanía. Se ha traducido a varios idiomas, se ha convertido en un auténtico fenómeno literario, con adaptaciones para el teatro, y ha cosechado importantes reconocimientos en nuestro país, como el Premio Cálamo Libro del Año 2019, el Premio Las Librerías Recomiendan 2020 y el Premio Novela Europea Casino de Santiago 2020. Su segunda novela, El jardín de vidrio (2018; Impedimenta 2021), se alzó con el Premio de Literatura de la Unión Europea en 2019. Tatiana Tîbuleac vive y trabaja actualmente en París.

LA CRÍTICA

Tatiana Tibuleac, la exitosa autora moldava que no sabe escribir de amor

Un odio que se transformará gradualmente en dependencia y en una especie de amor disfuncional, cuando la madre le confiese que una enfermedad se la va a llevar por delante y que es el último verano que pasarán juntos.

Por eso, explica la escritora, también es una novela de reconciliación y del perdón, de cómo intentar arreglar las cosas, aunque sea en el último momento.

La crítica ha destacado también la poesía que destila el estilo descarnado de esta autora, algo que asegura, desconocía saber hacer: «Dejo a los críticos la tarea de clasificar mi estilo. Solo me preocupo por escribir y no del género literario. Aunque siempre persigo que las imágenes que describo provoquen una reacción emocional», dice.

A los que aseguran que el odio que desprende el principio de la novela es exagerado les explica que piensan eso porque no lo han vivido en su propia piel y señala que sus libros tienen que ver con el hecho de haber sido periodista y haber informado durante años de asuntos sociales visitando lugares, como los orfanatos, «que nadie querría conocer».

«Todo el mundo cree que la novela esta relacionada de alguna forma con mi relación con mi madre y no lo es, en absoluto. De hecho, no tengo claro la razón por la que lo escribí; es un libro que sucedió, que tuvo lugar».

Y recuerda cómo lo escribió en dos meses, sin volver a revisar el texto: «Me sentaba por la mañana, sin moverme, sin comer, como si estuviera abducida».

Aunque sí cree que el libro tiene algo que ver con el hecho de cómo, al tener hijos, se preguntaba continuamente si era una buena madre. Y con el hecho de que en su país, la figura de la madre «es como una especie de icono religioso y no se puede hablar mal de ella, aunque sea mala».

La autora cree que la falta de amor se hereda de una generación a otra, aunque sostiene que la situación «se puede reparar».

Por eso usa el odio al principio de su novela «para poner al lector a prueba y ver si supera el ‘shock’ de las primeras páginas», indica la escritora, que explica que la madre «no ha sido amada, no ha cumplido sus sueños», y al perder a una hija se sume en una situación insostenible.

«Cuando una familia sufre una pérdida, generalmente no se consigue reaccionar en grupo y, a pesar de que el dolor debería ser un sentimiento que uniera a la gente, suele ser el que la separa», dice Tibuleac.

La vanguardia


Dubravka Ugresic y Tatiana Tibuleac – «El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes», de Tatiana Tibuleac

 

Por las fronteras de Europa

ENTREVISTAS

AndrésSeoane, El Cultural





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