LA LEY DEL MENOR
SIPNOSIS
Acostumbrada a evaluar las vidas de los demás en
sus encrucijadas más complejas, Fiona Maye se encuentra de golpe con que su
propia existencia no arroja el saldo que desearía: su irreprochable trayectoria
como jueza del Tribunal Superior especializada en derecho de familia ha ido
arrinconando la idea de formar una propia, y su marido, Jack, acaba de pedirle
educadamente que le permita tener, al borde de la sesentena, una primera y
última aventura: una de nombre Melanie. Y al mismo tiempo que Jack se va de
casa, incapaz de obtener la imposible aprobación que demandaba, a Fiona le
encargan el caso de Adam Henry. Que es anormalmente maduro, y encendidamente
sensible, y exhibe una belleza a juego con su mente, tan afilada como ingenua,
tan preclara como romántica; pero que está, también, enfermo de leucemia. Y
que, asumiendo las consecuencias últimas de la fe en que sus padres, testigos
de Jehová, lo han criado, ha resuelto rechazar la transfusión que le salvaría
la vida. Pero Adam aún no ha cumplido los dieciocho, y su futuro no está en sus
manos, sino en las del tribunal que Fiona preside. Y Fiona lo visita en el
hospital, y habla con él de poesía, y canta mientras el violín de Adam suena;
luego vuelve al juzgado y decide, de acuerdo con la Ley del Menor. Con lo que
ocurre después para ambos compone IanMcEwan, con...
SOBRE EL AUTOR
Ian McEwan was born on 21 June 1948 in Aldershot,
England. He studied at the University of Sussex, where he received a BA degree
in English Literature in 1970. He received his MA degree in English Literature
at the University of East Anglia.
McEwan's works have earned him worldwide critical
acclaim. He won the Somerset Maugham Award in 1976 for his first collection of
short stories First Love, Last Rites; the Whitbread Novel Award (1987) and the
Prix Fémina Etranger (1993) for The Child in Time; and Germany's Shakespeare
Prize in 1999.
He has been shortlisted for the Man Booker Prize
for Fiction numerous times, winning the award for Amsterdam in 1998. His novel
Atonement received the WH Smith Literary Award (2002), National Book Critics'
Circle Fiction Award (2003), Los Angeles Times Prize for Fiction (2003), and
the Santiago Prize for the European Novel (2004). He was awarded a CBE in 2000.
In 2006, he won the James Tait Black Memorial Prize for his novel Saturday, and
his novel
McEwan's new novel Nutshell will be published in
the U.S. on August 30 and in the UK on 1 Septembe
LA CRÍTICA
En torno a los jueces y la impartición de justicia hay confusiones, explicaciones y mitos
Jose Ramón Cossio Díaz
En su última novela, Ian McEwan se adentra en el mundo
judicial. La ley del menor (Alfaguara, 2015) está construida como doble relato.
La vida personal de Fiona Maye y sus vicisitudes matrimoniales, y su vida
profesional como juez de lo familiar en Inglaterra. De la primera parte se han
ocupado los críticos literarios. Han hablado de lo inverosímil de la trama, de
la debilidad de los personajes o de lo apresurado de los ritmos. Coincido con
ellos. En esa parte, el relato va deprisa y sin detalles. Ello, sin embargo, me
parece intencionado, tal vez hasta adecuado. La intención de McEwan no es
contar cómo se desgaja un matrimonio, ni cómo ni por qué se recompone. Lo que
le interesa es dar cuenta del mundo judicial inglés y, en particular, del modo
en que ante casos graves opera una juzgadora. De las maneras en que el derecho
impera sobre otras formas sociales...
McEwan se adentró en el complejo sistema
jurídico y judicial inglés. Conversó con jueces y estudió sus prácticas.
Entendió sus diferentes dilemas de resolución. Luego, les dio forma literaria.
Identificó un mundo propio influenciado por la moral y la religión, pero bien
diferenciado de ellas. Un mundo construido para tratar de resolver, si no
todos, sí variados conflictos sociales. Un mundo donde prevalecen normas
legislativas, precedentes judiciales, pruebas y argumentos. Un espacio donde el
conflicto humano debe transformarse en litigio para hacerse visible y resoluble
a partir de elementos propios
internacionalelpais
La ley del menor
Jose Antonio Gurpegui
Una de las
cualidades de McEwan es su interés por documentar(se) con sumo cuidado el marco
escénico de sus historias. Así se observa en todo lo relativo a los asuntos
legales, o en lo referente a la historia de los Testigos de Jehová, que hasta
1945 tenían permitidas las transfusiones sanguíneas. Sin embargo parece
mantenerse deliberadamente alejado de cuestiones de índole teológica.
Lo que parece interesar a McEwan es explorar la
psique de una mujer que, ya en la madurez, parece tener todo claro en su vida
desde los puntos de vista personal y profesional. La acción se inicia una
plácida tarde de domingo cuando el esposo revela sus intenciones; al día
siguiente, Fiona se encontrará sobre la mesa el caso de Adam. Según la
terminología utilizada por Hemingway, se trata de dos "situaciones
límite". La juez decidirá visitar a Adam en el hospital y allí encontrará
al "muchacho más dulce del mundo" (pág. 206). Amante como ella de la
poesía y la música, después de conocerla él afirmará no ser la misma persona:
"Cuando usted vino a verme yo estaba realmente decidido a morir"
(pág. 160). Ambos personajes establecerán una unión espiritual que va más allá
de la materno-filial o profesional. A Fiona se le presenta, en fin, una
situación similar a la que le ha planteado su marido al comienzo de la obra...
ENTREVISTAS
Se abre el telón: La
ley del menor (Anagrama) retrata a Fiona, una jueza
londinense dedicada al Derecho de Familia. Tiene 59 años, no tiene hijos, toca
el violín, le va más o menos bien. Un día aterriza en su juzgado una solicitud
urgente llegada desde un hospital. Hay un paciente, un menor de 17
años y medio, casi 18, que tiene leucemia. Es testigo de Jehová y no quiere que
le sometan a una transfusión de sangre. Los
médicos advierten que le espera una muerte casi segura e insoportablemente
dolorosa. Los padres exponen sus argumentos de una manera respetuosa y, como
mínimo, honesta. Entonces, Fiona toma una decisión, el fallo perfectamente
razonable que casi todos querríamos leer en los periódicos en un tema así. Lo
malo es que, después, esa decisión tendrá consecuencias amargas en la vida del
muchacho y de la jueza. Se cierra el telón. ¿Cómo se llama el autor?Ian McEwan, se veía venir
Al final de la novela, se describe a Fiona como una
chica que siempre respetó las normas y las instituciones y que por eso estudió
Derecho. Y ahí me acordé de que Christopher Hitchens y Salman Rushdie lo
retratan a usted exactamente así en sus libros de memorias: el buen chico de la
pandilla que nunca fue un revolucionario...
No fui nunca un revolucionario, es verdad. Sé que a
veces, las normas son estúpidas y merecen que rompamos con ellas. Pero también
creo que el hombre tiende a ser cruel, violento y egoísta y que para convivir
necesitamos leyes e instituciones lo más precisas posibles.
elmundo.es
Ian McEwan: “La utopía es una de las nociones más
destructivas”
El veterano escritor lleva su fascinación por el
choque entre fe sincera y legalidad a 'La ley del menor', una novela que habla
de la fuerza moral de lo secular y las parejas
El
otoño londinense despliega todos sus colores cálidos en los árboles que
flanquean el Gray’s Inn, histórico complejo residencial de jueces y abogados en
el centro de Londres. Cuatro mujeres de mediana edad, compañeras de un club de
lectura, escuchan las explicaciones de un esforzado guía que las conduce por un
pequeño viaje literario. Acaban de leer y comentar en el club La ley del menor...
PREGUNTA. No es la primera vez que se sumerge en un
colectivo profesional para sus novelas. Esta vez escogió a los jueces de familia.
¿Qué ha aprendido de ellos?
RESPUESTA. Los dictámenes de los jueces, los buenos,
están dotados de un alcance filosófico espectacular. Muestran una gran
compasión y una enorme racionalidad, que creo que son importantes componentes
de nuestro sistema moral. Y, en su peor vertiente, son venales, vagos,
irritantes, opacos y estúpidos. Así que realmente estaba describiendo la
naturaleza humana a través de una institución. La jurisdicción de familia ha
sido poco utilizada por los novelistas, que por lo general prefieren el
asesinato y la violencia. Pero está conectada con los dilemas morales de cada
día. La separación, el futuro de los niños, el final del amor, la enfermedad.
Los juzgados de familia están llenos de muy buenas, y a menudo inquietantes,
historias humanas...
PARA EMPEZAR A LEER
Primeras páginas
Primeras páginas
Mª Vega de la Peña
Fotografía:Pablo de la Peña
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