EL RUIDO DEL TIEMPO
El 26 de enero de 1936 el todopoderoso Iósif Stalin asiste a
una representación de Lady Macbeth de Mtsensk de Dmitri Shostakóvich en el
Bolshoi de Moscú. Lo hace desde el palco reservado al gobierno y oculto tras
una cortinilla. El compositor sabe que está allí y se muestra intranquilo. Dos
días después aparece en Pravda un demoledor editorial que lo acusa de
desviacionista y decadente. Un editorial aprobado o acaso escrito de su puño y
letra por el propio Stalin. Son los años del Gran Terror, y el músico sabe que
una acusación como ésa puede significar la deportación a Siberia o directamente
la muerte. Pero Shostakóvich sobrevive, compondrá música heroica y patriótica
durante la Segunda Guerra Mundial y el régimen comunista lo enviará como uno de
sus representantes al Congreso Cultural y Científico por la Paz Mundial en
Nueva York, donde repetirá, sin salirse jamás del guión, aquello que le dictan
los comisarios políticos. La historia de Shostakóvich y Stalin es un ejemplo
particularmente desolador de las relaciones entre el arte y el poder. Uno de
los más grandes compositores del siglo XX adaptó su arte a la estética oficial,
abjuró de amigos y maestros, se postró ante el dictador para sobrevivir en un
periodo en el que sus conocidos caían como moscas. Él salvó el pellejo y, ya
muerto Stalin, acabó consagrado
SOBRE EL AUTOR
Julian Barnes nació en Leicester, Inglaterra, el 19 de enero
de 1946. Fue educado en la City of London School de 1957 a 1964 y en el
Magdalen College de Oxford, de donde se graduó en idiomas modernos (con
honores) en 1968.
Después de graduarse, trabajó como lexicógrafo para el
suplemento Oxford English Dictionary durante tres años. En 1977, Barnes comenzó
a trabajar como redactor y redactor literario para el nuevo estadista y la
nueva revisión . De 1979 a 1986 trabajó como crítico de televisión, primero para
el New Statesman y luego para el Observer .
Barnes ha recibido varios premios y honores por su
escritura, incluyendo el Premio Man Booker 2011 por The Sense of a Ending .
Tres novelas adicionales fueron preseJleccionadas para el Premio Man Booker (
Flaubert's Parrot 1984, Inglaterra, Inglaterra 1998 y Arthur & George
2005). Otros premios de Barnes incluyen el Premio Somerset Maugham ( Metroland
1981), Premio Memorial Geoffrey Faber (FP 1985); Prix Médicis (FP 1986);
Premio EM Forster (Academia Americana y Instituto de Artes y Letras, 1986);
Premio Gutenberg (1987); Premio Grinzane Cavour (Italia, 1988); Y el Prix
Femina (Talking It Over 1992). Barnes fue nombrado Chevalier de l'Ordre des
Arts et des Lettres en 1988, Officier de l'Ordre des Arts et des Lettres en
1995 y Commandeur de l'Ordre des Arts et des Lettres en 2004. En 1993 fue
galardonado con el Shakespeare Premio de la Fundación FVS y en 2004 ganó el
Premio Estatal Austriaco de Literatura Europea. En 2011 recibió el Premio David
Cohen de Literatura . Concedido cada dos años, el premio honra el logro de toda
una vida en literatura para un escritor en el idioma inglés que sea ciudadano
del Reino Unido o de la República de Irlanda. Recibió el premio Sunday Times
por la excelencia literaria en 2013 y el premio Zinklar 2015 en la primera
ceremonia anual de Blixen en Copenhague. En 2016, la Academia Americana de
Artes y Letras eligió a Barnes como miembro extranjero honorario. También en
2016, Barnes fue seleccionado como el segundo recipiente del premio de
Siegfried Lenz para sus contribuciones excepcionales como narrador y essayist
europeo. El 25 de enero de 2017, el Presidente francés nombró a Julian Barnes
al rango de Oficial en la Orden Nacional de la Legión de Honor. La cita de la
embajadora de Francia en Londres, Sylvie Bermann, dice: "Con este premio,
Francia quiere reconocer su inmenso talento y su contribución para elevar el
perfil de la cultura francesa en el extranjero, así como su amor por
Francia".Julian Barnes ha escrito numerosas novelas, cuentos y ensayos.
También ha traducido un libro del autor francés Alphonse Daudet y una colección
de caricaturas alemanas de Volker Kriegel. Su escritura le ha ganado
considerable respeto como autor que trata de los temas de la historia, la
realidad, la verdad y el amor Barnes vive en Londres.
Julian Barnes
CRÍTICAS
....Julian Barnes despliega una prosa introspectiva, fluida y
levemente lírica para recrear el descenso a los infiernos de Shostakóvich.
Aunque el compositor repite las consignas oficiales, como “el arte pertenece al
pueblo”, su clarividencia interior permanece intacta. Piensa que el arte no
pertenece al pueblo, sino a sus creadores y a los que disfrutan con sus
innovaciones: “El arte es el susurro de la historia que se oye por encima del
tiempo”....
El ruido que no cesa
En su última novela, Julian Barnes se vale del compositor
ruso Dmitri Shostakóvich para entonar una reflexión sobre el arte y el poder,
un personaje y un terreno muy resbaladizos
…
Barnes construye su novela por medio de tres calas
equidistantes en la biografía del compositor, tres episodios bien conocidos y
no especialmente originales: el editorial de Pravda (‘Caos en vez de música’)
que denigraba Lady Macbeth del distrito de Mtsensk dos días después de que
Stalin hubiera asistido a una representación de la ópera (1936); un nuevo
ataque al supuesto formalismo de su música por parte de las autoridades (1948)
y su viaje a Nueva York el año siguiente como miembro de la delegación
soviética en el Congreso Cultural y Científico para la Paz Mundial; y su tardía
afiliación formal al Partido Comunista, que le impusieron para poder ser
nombrado presidente de la Unión de Compositores de la Federación Rusa (1960).
Los tres están separados por 12 años y Barnes los salpica de datos que va
dejando caer desordenadamente, con constantes saltos atrás y adelante, para dar
apariencia de verosimilitud a ese flujo de conciencia que, sin embargo, raras
veces la tiene...
OTROS
SHOSTAKOVICH ENTRE EL ARTE Y EL PODER
Escucha la lista de Spotify con algunas de las obras que
compuso
ALGUNOS PÁRRAFOS
“El arte pertenece a todo el mundo y a nadie. El arte pertenece a todas las épocas y a ninguna. El arte pertenece a quienes lo crean y a quienes lo disfrutan. El arte no pertenece más al pueblo y al Partido de lo que perteneció en otro tiempo a la aristocracia y a los mecenas.”
"Pero no era fácil ser un cobarde. Ser un héroe era mucho más fácil que ser un cobarde. Para ser un héroe sólo tenías que ser valiente un momento: cuando sacabas la pistola, lanzabas la bomba, apretabas el detonador, matabas al tirano y también a ti con él. Pero ser un cobarde era embarcarse en una carrera que duraba toda la vida. Nunca podías relajarte. Tenías que prever la próxima vez que tendrías que disculparte, titubear, achantarte, volver a familiarizarte con el sabor de las botas de caucho y el estado de tu propio personaje caído, abyecto. Ser un cobarde requería obstinación, perseverancia, una negativa a cambiar, lo cual, en cierto modo, constituía una especie de valentía."
"Parecía haber pasado muy poco tiempo desde que todos se estaban riendo de la definición de un musicólogo que daba el profesor Nikolayev. Imaginad que estamos comiendo huevos revueltos, decía el profesor. Los ha preparado Pasha, mi cocinero, y vosotros y yo los estamos comiendo. Viene un hombre que no ha cocinado los huevos y no los está comiendo, pero habla de ellos como si no tuvieran secretos para él: eso es un musicólogo."
"La música -la buena, la gran música- poseía una pureza dura, irreductible. Podía ser amarga y desesperada y pesimista, pero nunca podía ser cínica. Si la música es trágica, los que tienen orejas de burro la acusan de ser cínica. Pero cuando un compositor es amargo, o está desesperado o es pesimista, esto sigue significando que cree en algo"
ALGUNOS PÁRRAFOS
“El arte pertenece a todo el mundo y a nadie. El arte pertenece a todas las épocas y a ninguna. El arte pertenece a quienes lo crean y a quienes lo disfrutan. El arte no pertenece más al pueblo y al Partido de lo que perteneció en otro tiempo a la aristocracia y a los mecenas.”
"Pero no era fácil ser un cobarde. Ser un héroe era mucho más fácil que ser un cobarde. Para ser un héroe sólo tenías que ser valiente un momento: cuando sacabas la pistola, lanzabas la bomba, apretabas el detonador, matabas al tirano y también a ti con él. Pero ser un cobarde era embarcarse en una carrera que duraba toda la vida. Nunca podías relajarte. Tenías que prever la próxima vez que tendrías que disculparte, titubear, achantarte, volver a familiarizarte con el sabor de las botas de caucho y el estado de tu propio personaje caído, abyecto. Ser un cobarde requería obstinación, perseverancia, una negativa a cambiar, lo cual, en cierto modo, constituía una especie de valentía."
"Parecía haber pasado muy poco tiempo desde que todos se estaban riendo de la definición de un musicólogo que daba el profesor Nikolayev. Imaginad que estamos comiendo huevos revueltos, decía el profesor. Los ha preparado Pasha, mi cocinero, y vosotros y yo los estamos comiendo. Viene un hombre que no ha cocinado los huevos y no los está comiendo, pero habla de ellos como si no tuvieran secretos para él: eso es un musicólogo."
"La música -la buena, la gran música- poseía una pureza dura, irreductible. Podía ser amarga y desesperada y pesimista, pero nunca podía ser cínica. Si la música es trágica, los que tienen orejas de burro la acusan de ser cínica. Pero cuando un compositor es amargo, o está desesperado o es pesimista, esto sigue significando que cree en algo"
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