MANIAC
SIPNOSIS
Un
inquietante tríptico sobre los sueños del siglo XX y las pesadillas del siglo
XXI, MANIAC explora los límites de la razón trazando el camino
que va desde los fundamentos de las matemáticas hasta los delirios de la
inteligencia artificial. Guiado por la enigmática figura de John von Neumann,
un moderno Prometeo que hizo más que nadie por crear el mundo que habitamos y
adelantar el futuro que se avecina, en este libro Benjamín Labatut se sumerge
en las tormentas de fuego de las bombas atómicas, en las mortíferas estrategias
de la Guerra Fría y en el nacimiento del universo digital.
SOBRE EL AUTOR
Benjamín Labatut nació en Rotterdam, Países Bajos, en 1980. Pasó su infancia en La Haya y a los catorce años se estableció en Santiago de Chile. La Antártica empieza aquí, su primer libro de cuentos, ganó el "Premio Caza de Letras y el Premio Municipal de Santiago". Su segundo libro, Después de la luz, consta de una serie de notas científicas, filosóficas e históricas sobre el vacío, escritas tras una profunda crisis personal. En Anagrama ha publicado Un verdor terrible: «Extraordinario... Ingenioso, complejo y profundamente perturbador» (John Banville); y MANIAC. Un verdor terrible se ha convertido en un fenómeno editorial: traducido a 32 idiomas, ganó el Premio Galileo y el Premio Municipal de Santiago, y fue finalista del "International Booker Prize" y el " National Book Award for Translated Literature"
LA CRÍTICA
-¿En qué sentido estamos lidiando con ese despertar?
-Hay que pensar que Von Neumann matematiza una serie de aspectos de la ciencia cuando la ciencia no tenía la forma que tiene actualmente; era más analógica, más lenta, un poco más humana también, en el sentido de que era hecha por humanos. Luego una parte de nuestro quehacer empieza a ser razonado por máquinas y él dice que esto va a abrir perspectivas que nunca hemos tenido sobre la realidad...este viejo sueño de la razón de que el pensamiento funcione por sí mismo como si fuese un cálculo, que es un sueño de Leibniz, de Ramón Lull, de George Boole, esta exteriorización de un aspecto de nuestra mente, nos ha mostrado cosas del mundo que ahora están cada vez más a mano. En los últimos años esto se ha vuelto algo innegable porque tomó forma en el habla, porque entidades matemáticas están ocupando el lenguaje de forma natural, un habla que habla por sí misma sin ningún sujeto detrás. El impacto que tiene sobre el mundo Von Neumann es tan profundo que los cambios así de grandes se demoran un par de generaciones en madurar y volverse visibles...Si uno mira alrededor, la computación se ha vuelto como el espíritu santo; está en todos lados, lo permea todo, nos define, nos contiene, nos tortura y está poniendo en jaque lo humano mismo.
¿Cómo funciona el vínculo entre la realidad de la que
partís para escribir y la ficción? ¿La ficción sería como una suerte de
epifanía que te permite alcanzar una verdad?
-La
ficción trabaja con núcleos condensados de sentidos; es una química muy
concentrada, muy distinta a la realidad. La no ficción tiene sus poderes y sus
capacidades; te da ciertos puntos de vista, te entrega una especie de saber y
la ficción te entrega otro. Yo sencillamente las mezclo de muchas formas
distintas. Las operaciones que hago entre una y otra son múltiples; no es una
sola porque una de las pocas cosas que aprendí en los últimos años es la
necesidad de mezclar puntos de vista para obtener una visión mayor; no
hay otra manera de acercarse a un objeto complejo que tener múltiples puntos de
vista.
B- Mirar a los monstruos de reojo
-¿Por eso no aparece la voz de Von Neumann y en cambio sí
están las versiones de sus amigos, su hija, su exesposa?
-No,
Von Neumann no aparece porque a los monstruos uno los debe ver de reojo para
que tengan su tamaño real. Lo que es realmente grande tiene que aparecer por
reflejo y Von Neumann es una mente colosal, es como un Bourbaki, ese grupo de
matemáticos franceses que publicaban bajo seudónimo. Von Neumann podría haber
sido sesenta o setenta tipos extremadamente brillantes. Entonces aparece
siempre en boca de otros para darle su medida real a alguien que en muchos
sentidos fue sobrehumano.
¿Por qué la ficción tiene cierta potencia para iluminar
de otra manera hechos de la realidad que vistos desnudamente tal vez serían
insignificantes o no tendrían el valor que le asigna la ficción?
-A diferencia de lo que creemos, los seres humanos nunca vivimos en lo real. Nosotros somos animales completamente afantasmados, seres muy oscuros que proyectamos sobre las cosas nuestras luces y oscuridades. Somos incapaces de percibir un vaso sin agregarle una cantidad de capas de sentido. Eso es algo que uno aprende estudiando el budismo treinta segundos: la percepción pura no existe, la experiencia está teñida de todo tipo de tonalidades emocionales. Ese es el funcionamiento que la ficción reconoce. Tanto la ficción como la razón son abstracciones, concentraciones de sentido. La visión descarnada de la realidad como objetiva no es posible. Gran parte del poder moderno ha sido establecer un método, que es la ciencia, que busca justamente desnudar las cosas hasta su esencia. La realidad en sí misma parece una rareza que no cabe en nuestros esquemas limpios o racionales. Se nos escapa, se vuelve tan misteriosa como la sustancia de la mente. Yo creo que ficción y no ficción es una sola cosa; realidad e imaginación es una sola cosa; es como si siempre estuviésemos infectados por el sueño, por el deseo, por la distorsión y al mismo tiempo sabemos que somos animales delirantes, creativos, atrapados por nuestras redes de sentido y por nuestro lenguaje...
-También aparece la desesperación ante la evidencia de
que “para el progreso no hay cura”, según Von Neumann. ¿Entonces qué hacer?
-El pensamiento es como una enfermedad del espíritu que padecemos todos; cualquier persona que se dedique a los libros entiende la relación que hay entre tristeza y pensamiento. Hay una cierta melancolía que es inevitable y que toma por completo a Paul Ehrenfest. La melancolía es un modo de conocimiento; por eso Paul Ehrenfest es un hombre con profundidad que entiende cosas de la realidad que a alguien maníaco como Von Neumann se le escapan. Lo que hemos perdido al ganar velocidad es hondura, lo que hemos perdido con la luz fría de la lógica y con estas entidades matemáticas que son capaces de hacer milagros, es la cosa corrosiva de la tristeza, de la melancolía, de la lentitud, que nos da una relación más profunda con el fenómeno de la existencia. Von Neumann dice que para el progreso no hay cura y es lo que me fascina y aterra con respecto a los avances de la ciencia. Pero luego él continúa la cita y dice que no nos olvidemos de que esto es un invento nuestro, que es nuestra responsabilidad ver qué hacemos...
-A propósito del tema de la responsabilidad en el caso de la Inteligencia Artificial, ¿Quién o quiénes son responsables, si lo que hay es un algoritmo autónomo de la voluntad humana?
-No
hay un sujeto detrás del algoritmo. Sigue siendo una máquina autopoyética; son
juegos lógicos que giran en redondo y que son capaces de crear cosas en base a
cosas creadas anteriormente. El fenómeno humano excede con mucho las
operaciones solamente de la razón y de la racionalidad. En tanto somos
mamíferos, la responsabilidad surge de que estamos en relación unos con otros.
Somos máquinas de empatía para todos, hasta las personas más monstruosas aman a
sus perros y quieren a sus hijos. Las cosas más hermosas de la inteligencia
humana son no verbales, son personales, son oscuras e insondables, y van a
seguir siendo así. Eso no hay que olvidarlo... la mente va hacia lo oscuro. Somos muy esclavos de los sistemas que la vida ha implantado en nosotros. No
hay libertad posible con respecto a eso. Pero sí hay libertad con
respecto a no esclavizarnos a los productos de nuestra razón.
C- La voz de los maestros
-Si Roberto Bolaño trabajó con poetas y escritores,
pareciera que preferís escribir a tu manera “Los científicos salvajes”. En la
construcción de este artefacto híbrido que es “MANIAC”, ¿qué influencia han
tenido escritores como Sebald y Bolaño?
-Me interesan cosas que son lo más alejado del salvajismo, son productos de la razón pura, son entidades matemáticas, son emociones abstraídas de la carne. Como soy escritor, mi deber es lidiar con el delirio, con el salvajismo, porque la literatura es un arte muy encarnado; son verbos hechos carne. Las influencias son gigantescas y te diría una que no aparece mencionada porque es tan obvia que pasa desapercibida. Borges es un Von Neumann en la literatura; todavía estamos teniendo que lidiar con las cosas que descubrió y que dejó cifradas en lo escrito. Cuando uno tiene a Borges, obtiene a Kafka de yapa. Me gusta la palabra libro porque los libros, a diferencia de las novelas o los cuentos, son conjuros que están buscando cazar espíritus. El mayor cazafantasma de la modernidad también es Borges. Bolaño justamente rescata el corazón del animal, inyecta un erotismo que sedujo al planeta. Bolaño aumentó la velocidad máxima a la que uno puede andar en la literatura. Y lo que hizo Sebald fue traer de vuelta a la literatura ritmos del sueño, la lentitud, y lo perfeccionó siguiendo a Borges abiertamente en la forma del libro como laberinto. Cada libro de Sebald es un laberinto en el sentido que apenas lo abrís ya estás perdido. Y nunca encuentras la salida. La melancolía de Sebald es como el deseo de Bolaño, es algo que contiene todas tus penas, todas tus tristezas, y eso es hermoso. Y podría seguir con las condensaciones de Juan Forn, lo que logró con las contratapas, una innovación de la forma en la que podía convertir un libro en dos páginas atrapando su esencia. Yo escribo solo desde la admiración y no puedo escribir sin un modelo. No puedo pensar un texto si no estoy conscientemente pensando a quién estoy imitando, en qué estilo estoy escribiendo. La pretensión de originalidad o de estilo propio me parece una de las mayores fuentes de pobreza en la literatura. Hay que hablar en la voz de los maestros.
PRENTACIÓN DEL LIBRO
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